Nuestro protagonista de hoy, el Citroën DS, es uno de los automóviles más revolucionarios de la historia, marcando un hito en la historia de la automoción y cambiando el curso de la concepción del automóvil para siempre, llegando su legado a nuestros días con la creación de la marca DS por el grupo PSA.
Todavía a día de hoy, a pesar de haber pasado ya más de sesenta años de su presentación, el Citroën DS, continua siendo para muchos aficionados a lo largo del planeta la “Déesse”, una especia de diosa de la carretera. En el imaginario español, seria siempre recordado por ser el “tiburon”, un indestructible escuálido con el que devorar miles de kilómetros sin ningún tipo de esfuerzo.
Su concepción, no sería sencilla pues comenzaría en 1937 bajo la denominación VGD (Véhicule a grande diffusion) bajo el auspicio de Pierre-Jules Boulanger por aquel entonces presidente de Citroën. Con la idea de crear un automóvil de un segmento superior, altamente tecnológico y con una aerodinámica completamente revolucionaria. Inicialmente, el lanzamiento es fijado para 1940, pero con el estallido de la segunda guerra mundial, este proyecto no tendría tiempo de madurar, quedando parado en espera de tiempos más propicios.
Tras finalizar la guerra, se tomaría la decisión de retomar el proyecto en 1950. Quedando en manos de dos de los personajes más importantes de la historia de Citroën, el genial ingeniero André Lefebvre y el diseñador italiano Flaminio Bertoni que ya habían trabajado juntos en proyectos tan importantes como el Traction Avant o el 2CV. Además contaron con la inestimable colaboración de Paul Magès que desarrollaría todo el sistema hidráulico del Citroën DS.
Flaminio Bertoni, trazaría unas líneas fluidas sin aristas, que estaban perfectamente estudiadas para buscar la mejor aerodinámica posible. Esto queda patente en el coeficiente aerodinámico, que era tan solo 0.36 Cx, cuando el estándar en aquel momento estaba entorno al 0.50 Cx. El resultado, serian unas líneas futuristas e innovadoras que romperían moldes adelantándose prácticamente una década a la competencia.
Todo el desarrollo técnico y tecnológico, correría a cargo de André Lefebvre, que idearía una berlina altamente tecnológica con un complejo sistema hidroneumático desarrollado por Paul Magès. A diferencia de los automóviles convencionales, donde el sistema hidráulico solo se usaba en frenos y dirección asistida. Este nuevo sistema desarrollado, también se utilizaba tanto para su revolucionaria suspensión hidroneumática, que contaba con un sistema de nivelación automático y una distancia al suelo variable. Además, se utilizaba para la transmisión semiautomática y el embrague, que no era necesario pisarlo para realizar el cambio de marcha.
Cuando el diseño estuvo listo, faltaba encontrar una mecánica adecuada al proyecto. Aunque inicialmente se pensó en una mecánica de seis cilindros bóxer completamente nueva, pero debido a las circunstancias económicas que atravesaba Citroën en aquel momento, se vieron obligados a utilizar el motor cuatro cilindros del Citroën Traction 11 Cv. Aprovechando que se trataba de una mecánica fiable y completamente contrastada, los ingeniero tan solo trabajarían en una puesta al día.
Una vez superado este último escollo, el Citroën DS estaba listo para hacerse brillar ante el mundo y marcar un hito en la historia del automovilismo. Tan solo faltaba una denominación comercial adecuada, siendo la resultante, un juego de palabras, pues DS en francés se lee «Déesse» (Diosa), así como su hermano pequeño, fue denominado ID se pronuncia como «Idée» (idea).
Su puesta de largo, llegaría el 5 de octubre de 1955, cuando abrió sus puertas el Salón del Automóvil de París, marcando para siempre la historia del automovilismo. La primera vez que publico pudo observarlo, se quedo fascinado ante el Citroën Ds, que tras su debut, había superado e incluso dejado obsoleta a la competencia. Su éxito en el salón, sería absolutamente arrollador, con un millar de reserva en la primera hora, que fueron más de diez mil el primer día y cerca de ochenta mil al frente de la exposición. Todo esto, a pesar de tener un coste elevado para la época, 930.000 Francos, una cifra que no estaba al alcance de todo el mundo.
Desde su aparición, el Citroën DS, fue un automóvil que no tuvo comparaciones por la cantidad de innovaciones tecnológicas y por toda la concepción en sí. El «Tiburón» fue el primer automóvil del mundo en contar con suspensión neumática, servofreno, tracción delantera, cambio semi-automático, frenos de disco a las cuatro ruedas, etc… A día de hoy, muchas de las soluciones técnicas adoptadas por Citroën en el DS, siguen vigentes con una ligera actualización. Gracias a su maravillosa suspensión neumática, el Citroën DS, se convirtió en el rey de los viajes por carretera, pues podía realizar viajes a altas velocidades por las maltrechas carreteras tan comunes en la Francia de la época.
Debido a su elevado precio, el fabricante francés presentaría en 1957, una versión más económica, el Citroën ID, que contaba con un la misma mecánica pero con una potencia menor. Esta versión básica, no contaba con dirección asistida y tenía transmisión y embrague convencionales, en lugar del cambio semi-automático. Todo esto ayudaba a reducir el precio un 25% al DS.
Tan solo un año despues, en 1958, nacería la versión familiar, con la denominación Break, esta nueva carrocería estaba disponible tanto para el ID como en el DS. Contaba con todas las innovaciones de la berlina, además de incorporar de serie asientos traseros abatibles para incrementar más todavía la capacidad de cargar. También incorporaba dos asientos abatibles orientados hacia los lados en el maletero, lo que permitía llevar dos pasajeros más. Todos los Break contaban con un portaequipajes en el techo que le permitía ampliar la capacidad de carga.
Como suele pasar con los modelos totalmente innovadores, en los primeros años, el DS se caracterizó por cierta falta de fiabilidad. Gran parte de los problemas llegó por la parte hidráulica, que no había sido suficientemente probada. La empresa utilizó a los propios clientes para analizar los problemas y experimentar las soluciones, se creó incluso un equipo especial destinado a seguir los inconvenientes de los primeros modelos y a resolverlos con la mayor rapidez.
El problema más serio fue el originado por el aceite rojo LHS, que recorría los tubos del sistema hidráulico. En carretera, se descubrió que este aceite tenía dos defectos, pues absorbió la humedad y por encima de 40 grados, se volvía corrosivo. No era un problema de poca envergadura, ya que provocaba la oxidación precoz de las partes metálicas y el desgaste de las juntas. Las soluciones que se fueron encontrando atenuaron las consecuencias, pero no lograron resolver completamente el problema hasta que, en 1966, se introdujo el LHM, un aceite mineral verde, muy seguro y fiable.
Mención aparte merecen las versiones más exclusivas del Citroën DS, que serían desarrollados por carroceros externos a la marca francesa. Cabe resaltar los trabajos realizados por Henri Chapron, que desarrollaría pequeñas series de coupes y descapotables así como algunas unidades especiales que destacaban por sus elegantes diseños y una impecable ejecución a la hora de realizar las transformaciones.
El modelo sufriría diferentes pequeñas modificaciones tanto estéticas como mecánicamente a lo largo de los años hasta que a finales de 1967 se presentaría el rediseño del Citroën DS que afectaría de manera profunda al frontal, que dejaba atrás los faros frontales redondos por unos faros carenados más aerodinámico. El encargado de realizar el rediseño, seria Robert Opron, que posteriormente diseñaría para Citroën el SM o el CX. Este diseño tenía cuatro faros, y el conjunto interior giraba con el volante. Esto permitió al conductor ver en giros pronunciados, algo sumamente útil en las carreteras sinuosas durante la noche. Estos faros direccionales contaban con un sistema que los conectaba a las ruedas mediante cable. Estos faros giratorios, se convertirían en una señal de identidad inequívoca del Citroën DS.
A pesar de que el Citroën DS era una berlina que había sido diseñada sin ningún tipo de vocación deportiva, gracias a sus cualidades dinámicas, lograría cierto éxito en el mundo del rally. Llegando a ganar pruebas míticas como el Rally de Montecarlo en 1959 y de nuevo en 1966, con cierta controversia ya que el equipo de BMC Mini-Cooper fue descalificado debido a unas infracciones de las normas. Además lograría victorias en el Tour de Corse, el Rally de los 1000 Lagos e incluso el Rally de Marruecos, demostrando su gran fiabilidad mecánica.
El Citroën DS, estaría en producción hasta 1975, habiendo pasado 20 años desde que había sido presentado. En esos años se produjeron la friolera de casi 1,5 millones de unidades, que lo convertiría en un rotundo éxito y más hablando de un vehículo de sus características. Con el paso de los años, el Citroën DS, se convertiría en un modelo icónico de la historia del automóvil con mayúsculas debido en primer lugar a su diseño innovador que dejo completamente obsoleto a la competencia nada más ser presentado. Pero además todas las características técnicas innovadoras que presentaba en su día y que todavía permanecen vivas en los automóviles modernos.