Alfred Neubauer, es uno esos grandes personajes de la historia del automovilismo, que se inició en el deporte del motor detrás de un volante, antes de darse cuenta de que su destino era otro, convertirse en director de equipo, organizando de manera brillante  los medios humanos y técnicos disponibles para lograr innumerables victorias de sus pilotos en todas las pistas. Los ejemplos de pilotos que después de haber alcanzado sus propios límites, tomaron otra dirección son numerosos: Frank Williams, Jean Todt o el propio Alfred Neubauer demostraron que su gran talento en el mundo del automovilismo estaba al otro lado de la pista.

Alfred Neubauer, nació en 1891 en Neutitschein, una pequeña localidad del norte de Moravia, que en aquel entonces formaba parte del Imperio Austrohúngaro. Creció en el seno de una familia humilde, pues su padre, Karl Neubauer, que era carpintero y ebanista. Su pasión por el automóvil, se despertaría en la más tierna infancia cuando vio por primera vez circular un automóvil por las calles de Neutitschein. Posteriormente se alistaría en el ejército, incorporándose a la Escuela de Artillería de Traiskirchen, donde adquirió conocimientos mecánicos básicos en la reparación y preparación de vehículos militares, en vísperas de la primera guerra mundial.

Tras la contienda, comenzaría a trabajar para Austro-Daimler por mediación de Ferdinand Porsche, al que había conocido durante su estancia en el ejército. Gracias a sus dotes, en 1920 pasaría a convertiría en el probador jefe de la marca. A partir de 1922, comenzaría a participar en diversas carreras, sin lograr grandes éxitos. De nuevo, Ferdinand Porsche seria decisivo su vida pues cuando este dejó Austro-Daimler, se llevó a Alfred Neubauer con él a Mercedes. En Mercedes encontró su casa y trabajaría allí por el resto de su vida. Inicialmente, comenzaría trabajando como hombre para todo pero gracias a su dominio del volante, logro una  victoria en el Rally de Hungría le permitió consolidar de inmediato su situación.

Sin embargo, su ambición era competir al más alto nivel. Gracias a su tenacidad, logro disputar en abril de 1924, la mítica Targa Florio, donde pilotaría uno de los tres Mercedes PP, lamentablemente, tan solo lograría una decimoquinta posición final, siendo la victoria para su compañero de equipo Christian Werner. Ese mismo año, participaría también en el Gran Premio de Italia de 1924, disputado en Monza, lamentablemente se vería obligado a abandonar al borde de la extenuación. En 1925, todavía se tomaría partido en algunas participaciones como el Trofeo Robert-Batschari, donde Alfred Neubauer logro cierta notoriedad en Alemania, con un tercer lugar en la clasificación final, yendo a parar la victoria para Rudolf Caracciola.

Todo cambiaría en 1926, cuando se enteró de que Rudolf Caracciola al finalizar el Gran Premio de Alemania en Avus, no era consciente de que había ganado la carrera. Esto le llevaría a pensar en el modo de informar a los pilotos de su posición, velocidad o distancia de carrera durante el trascurso de las mismas. Esto le llevaría a idear un sofisticado sistema con banderas y paneles, con el que poder informar puntualmente a los pilotos del trascurso de la carrera. Afortunadamente, cuando Alfred Neubauer llevó sus ideas a la junta directiva de Mercedes, encontró importantes apoyos que le permitieron poner en práctica su innovadora idea en las competiciones. La primera vez que se puso en práctica esto, fue 12 de septiembre de 1926 en el Solituderennen, donde Alfred Neubauer organizo de una manera inaudita hasta ese momento, creando grupos de mecánicos específicos para cada coche, con paneles de señalización y banderas además de un lenguaje de signos para comunicarse entre los pilotos y el equipo de boxes. Realizo algo impensable hasta ese  momento como era la practica durante horas de las paradas en boxes hasta que todo se hiciera de manera perfectamente sincronizada. Los repostajes, el cambio de neumáticos o incluso el cambio de algunas piezas eran actividades comunes durante la semana para el equipo Mercedes-Benz. Gracias a las grandes actitudes organizativas, pronto llegaron numerosos éxitos en el equipo, mayoritariamente con Rudolf Caracciola al volante. Una de sus grandes proezas, se llevaría a cabo en la victoria de la Mille Miglia de 1931, cuando tuvo que idear un plan para abastecer el Mercedes-Benz SSKL de Rudolf Caracciola en todas las paradas con muchos menos hombres de los necesarios.  

La genial mente de Alfred Neubauer concibió un sistema de comunicación por señas, que era similar al utilizado en el beisbol. Estas primeras señas, era bastante sencillas como por ejemplo, que si el piloto levantaba el dedo índice era para preguntar la cantidad de vueltas que faltaban para el final de la carrera, si señalaba con el dedo al frente, el piloto solicitaba la distancia con el vehículo de delante y por contrario si hacia indicaba con el pulgar hacia atrás solicitaba la distancia con el vehículo que le perseguía. A pesar de tener grandes ideas, no todas triunfarían como por ejemplo, cuando de su genial mente salió la idea de hacer sobrevolar un avión sobre el circuito para tener una mejor perspectiva de la situación de carrera, lamentablemente debido a los retraso en la comunicación entre la aeronave y los boxes, la información no llegaba a tiempo y fue un fracaso.

Estuvo a punto de abandonar la compañía cuando esta se retiro en 1931, por suerte esto no fue así. En 1934, comenzaría una nueva etapa las “Flecha de Plata”, que sería uno de los mayores éxitos de su carrera. Aunque inicialmente comenzó con un fracaso, pues el nuevo Mercedes-Benz W25, pesaba 751 Kg, excediendo así por muy poco el límite de peso de 750 kg establecido por el reglamento. Esto llevaría a Alfred Neubauer a tomar la decisión de retirar la pintura blanca, aunque la idea inicial partiría Manfred von Brauchitsch. Con la retirada de la pintura, el monoplaza perdería el peso necesario para competir y de paso dejaría a la vista la carrocería desnuda, naciendo así las celebres “Flecha de Plata». Bajo el auspicia del régimen nazi, esta época estaría marcada por el dominio de los monoplazas alemanes  y por la rivalidad de Mercedes-Benz y Auto Union.

Otro detalle de genialidad es que en el inicio de cada Gran Premio, podía verse a Alfred Neubauer con una bandera rojinegra y un cronómetro en su mano indicando a sus pilotos sobre el inicio de la prueba. Además de que existen fotos donde puede verse a Neubauer indicando que faltan cuatro segundos con sus dedos. Cuentan que incluso en una ocasión, un oficial detecto esta irregularidad y le pidió que se retirara a su box. Ante la negativa de retirarse, comenzaron una discusión entre ambos, que terminaría con la retirada del oficial cabizbajo tras perder la discusión.

Durante todos los años que permaneció en Mercedes-Benz, demostró una gran astucia para rodearse de los mejores pilotos, tanto consagrados como los jóvenes talentos que tenía mayor futuro. Alfred Neubauer conformo un equipo de primera con pilotos de la talla de Rudolf Caracciola, Manfred Von Brauchitsch, o Luigi Fagioli. Más adelante contaría con Hermann Lang, Louis Chiron o Richard Seaman. Otra genial idea de Alfred Neubauer, fue la incorporación cada temporada al menos de un piloto extranjero en el equipo Mercedes-Benz, esta práctica continuaría incluso en la postguerra. Pero Alfred Neubauer, no solo escogía a sus pilotos con gran acierto, sino que mostraba una constante preocupación hasta por el más mínimo detalle.

Tras el final de la segunda guerra mundial, Alfred Neubauer estaba ansioso por volver a la competición, haciéndose esta efectiva en 1952, cuando Mercedes-Benz retorno a las carreras con el Mercedes-Benz W194 con el que ganaría las carreras más importantes de la temporada y en particular, los dos primeros puestos en las 24 Horas de Le Mans de 1952. Debido a los éxitos tan importantes cosechados, Mercedes-Benz decidiría retornar a la Formula 1 en 1954. Para esta etapa, Alfred Neubauer contaría con Juan Manual Fangio, el mejor piloto del momento además de Stirling Moss, Karl Kling o Hans Herrmann. Sería principalmente con J.M. Fangio y Stirling Moss al volante del veloz Mercedes-Benz W196, los que dominarían durante años prácticamente todos los grandes premios disputados, aportando un sinfín de victorias y campeonatos para el fabricante de Stuttgart. 

Probablemente día más aciago de Alfred Neubauer como director de carreras de Mercedes Benz, fue en las 24 horas de Le Mans de 1955, cuando un Mercedes 300 SLR pilotado por Pierre Levegh sufrió un brutal accidente que provoco que los restos del automóvil saliesen catapultado a la multitud congregada en las gradas. El resultado de este brutal accidente, seria la muerte de Pierre Levegh así como de 82 espectadores. Después de consultar con la central en Stuttgart, Alfred Neubauer ordeno retirar los automóviles restantes a pesar de ir en cabeza. Tras el desastre de Le Mans, Mercedes-Benz decide retirarse de manera definitiva de las carreras, llevando a Alfred Neubauer a tomar la decisión de retirarse definitivamente entre lágrimas.

De 1926 a 1955, sin interrupción Alfred Neubauer fue el amo y señor del equipo de carreras de Mercedes Benz. Sería un hombre de empresa, que se mantendría leal en los buenos pero también en los malos momentos. Tras su retirada,  Alfred Neubauer viviría una placida jubilación hasta que fallecería el 22 de agosto de 1980 en Stuttgart con 89 años y dejando tras de sí un amplio legado siendo recordado como el mejor jefe de equipo que haya tenido Mercedes-Benz a lo largo de su historia, además de ser el padre de las paradas en los boxes en la Formula 1 actual.